El brillo más mítico que se oculta entre lo homogéneo.
El contraste entre lo invisible y el horizonte hacia el infinito.
Una prolongación del sentido, en el límite de la vista, el gusto, el olfato, el tacto, la inteligencia.
La curvatura embrollada de luchas, fuegos, elementos, anales de tiempo que no vienen ni van.
La luz que tintinea es el equilibrio entre la locura y la salvación, el equilibrio que casi no es.
Los giros que damos para verlo todo, para tenerlo todos , para no perder los detalles de lo cotidiano.
para no perder lo simple, para no dejar pasar el viento sin saber de donde viene.
Para matar el sueño, para matar la ansiedad.
Clavar los ojos, permanecer atento al silencio de ideas.
Fijarse entre una coyuntura de hiperespacio.
Viajar entre las finas evanescentes telas de los símbolos.
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